miércoles, 29 de septiembre de 2010

Corchito

Hija única de familia humilde viviendo en barrio de inmigrantes europeos. Esos barrios donde la gente despierta mucho antes de salir el sol para ir a sus trabajos de salario escaso… donde las madres muy jóvenes juegan de igual a igual con sus hijas únicas… juegan a la rayuela, a saltar en la soga… juntan figuritas… mirá qué brillante!!... mirá el angelito!...

Corcho, se llamaba Corcho ese perrito blanco de oreja negra caidita… él jugaba también … y hasta diría que contaba cuántos saltos daba cada una… un salto, un ladrido, otro salto, otro ladrido… cuando alguna perdía, su cola se convertía en un abanico y corría formando un espiral en torno a ambas… era de tamaño mediano y oficiaba de “potrillo”… la niña lo montaba y él enfilaba derechito al almacén… después de recorrer unos doscientos metros, eran recibidos por las risas jocosas de los concurrentes… a ella le daban una golosina por su “gracia”, sin dudar, la compartía con “su caballito”… Corcho la salvaba siempre cuando en el plato del almuerzo o la cena aparecía algo que no le gustaba… comía tan rápido el hígado que nadie se daba cuenta… era el “perro ladrón” del barrio, saltaba el muro que la niña veía alto, ese que limitaba la casa, y regresaba siempre con diversos objetos, algunos arrancados de sogas con ropas tendidas… es cuando la niña golpeaba las puertas de las casas linderas buscando al dueño de la escoba, la palita o el pantalón todavía húmedo… Una mañana no vino a pesar de los insistentes llamados… cerca del mediodía fueron al almacén y ahí lo vieron… lo habían atado con un alambre… estaba acostado, como dormidito, tomando sol de costado… y, según le explicaron, si no fuera por los tres agujeros en la panza seguro se levantaba para llevarla al almacén...
HM

viernes, 24 de septiembre de 2010

Efecto Afecto


Pequeña… qué pequeña…
Entraste por la puerta grande…
te impusiste…genio…
miradas…ternura…
Ojito guiñado … me rendiste…
“Hoyito en la mejilla”…
corazón perforado…

Acompañé tu crecimiento
regué tus sueños
endulzaste instantes
sal de la vida
emprendiste vuelo
nos diste fruto
luciste ramas…

Integra, entera.
Mujer…

HM

jueves, 23 de septiembre de 2010

Norman Cruz. Atardecer de Otoño.

Volvíamos de un asado esa tarde. Llovía. Un vagón de tren, un asiento del rincón, una cabeza en mi hombro, una comunicación muda casi perfecta (para mí), un callar capaz de aislar todos los ruidos del mundo, y los ojos vagando en la brumosa cortina de llovizna. Bello hasta el límite del llanto.
Norman Cruz

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Hormigas…

Los tiempos son continuos aunque nos empeñamos en destacar momentos… los observamos, los pensamos… resolvemos… Resolvemos que de un día para otro todo se modifica... nuestra vida se modifica sólo por cambiar la hoja del almanaque… Eso pensaba cuando ví en mi camino, una gigantesca hormiga negra… Cargaba una hoja grande, muy grande, tendría varias veces su peso… Quedé fascinada mirando a esta “Sansón” en plena tarea. Como todo tiene que ver con todo, me acordé de otras hormigas, las de mi infancia… Esas con las que mi padre intentaba entretenerme cuando ya no sabían qué hacer conmigo... Después de la lectura de cuentos, de la partida de ajedrez, después de correr por el parque, de saltar a la soga con mi mamá o jugar a la rayuela… Entonces, venía él con su propuesta: Negrita, vamos a pastorear hormigas… Ahí nomás, tomaba una ramita finita, hacía una curva cerrada en la tierra, ponía un par de hormigas dentro -él siempre encontraba hormigas- me daba la ramita... y yo, sentada en el suelo, frente a las hormigas, con la ramita en la mano cuidando que no se escaparan, el límite era la curva y no debía lastimarlas. A medida que crecía, la cantidad de hormigas era mayor… ocho, nueve… hasta que un día, Negrita, ya sos “Doctora en Pastoreo de Hormigas” y me dio un “diploma” dibujado por él… A la hormiga que estoy observando ahora, se le cayó la hojita…¿sabés? Tuve ganas de ayudarla y acomodársela en el cuerpito… pero seguí caminando… observando a los adolescentes festejar “El Día de la Primavera” porque hoy cambió la hoja del almanaque…
HM

martes, 21 de septiembre de 2010

Análisis de Norman Cruz

Con motivo de la lectura de “Inseparables”, mi amigo-hermano Norman, me recordó la letra de “Vidala para mi sombra” … yo la había olvidado o permanecía en mi inconsciente.
Al enfrentarlas, noto, ante todo, que la poesía de Julio Espinosa es inigualable; además, noto que mi sombra no sufre, juega conmigo… tal vez esa sea la diferencia…
Norman había hecho en algún momento, un análisis de la letra que deseo compartir aquí (consultado y con su permiso). Hilda

ACERCA DE LA LETRA DE VIDALA PARA MI SOMBRA.
Norman Cruz
Alguna vez comenté que la letra de Vidala para mi sombra, de Julio Espinosa, era la mejor y más lograda de cuantas había escuchado. Ha pasado tiempo, he conocido muchas otras letras, y lo sigue siendo. ¿Por qué? Veamos.
El protagonista (y el autor, y el intérprete) empieza a contar una historia a un interlocutor indeterminado con dos versos casi triviales:
A veces sigo a mi sombra,
a veces viene detrás.

Cualquiera sabe: si caminamos con el sol a la espalda, nuestra sombra nos precede, y nos sigue con el sol de frente. Entonces nos sorprende una idea incisiva:
Pobrecita, si me muero
con quien va a andar.

Simple la pregunta; inexpresable la respuesta. ¿Qué será de la sombra de alguien cuando pierde a quien la produce? Y la hondura se hace entrañable enseguida, porque esa sombra
Achatadita y callada
(¿alguien, alguna vez, la habrá podido calificar mejor?) se torna interlocutora y objeto de infinita piedad por no poder responder otra pregunta insondable:
dónde podrás encontrar
una sombra compañera
que sufra igual.

Se va abriendo el abanico ilimitado de la sugerencia con ese poder de síntesis inefable. Ni una palabra sobre simbiosis de sentimientos entre la sombra y el hombre, pero... de algún modo, sabemos que el sufrimiento de esta sombra es el de quien la proyecta. Y al interlocutor indeterminado le aclara:
No es que se vuelque mi vino:
lo derramo de intención.
Mi sombra bebe, y la vida
es de los dos.

como avergonzado de lo que él pueda pensar (¿a quién, si no borracho, se le ocurriría hablar con la propia sombra y atribuirle sentimientos?); “No tiro el vino de borracho -parece decir- sino por compartirlo con mi sombra y así calmar ambos sufrimientos”.
Y en la estrofa final vuelve a hablarle a la sombra:
Sombrita, cuídame mucho
lo que tenga que dejar
cuando me moje hasta adentro
la oscuridad.

Aparte de la estremecedora metáfora del acto de morir que abisma el remate de esta joya expresiva, el fluir de los versos ha ido expandiendo en el corazón del oyente un universo insondable. Uno a uno, desde un centro han ido brotando versos de mentirosa simpleza, al conjuro de cuya sugerencia sabemos, cuando el cantor calla, infinitamente más de lo que ha dicho.
Nunca nombró el indecible sufrimiento del dueño de esta sombra, ni dijo que bebe brutalmente para soportarlo.
No hubo mención de esa soledad que de puro exhaustiva sólo le deja a su sombra como única albacea.
Nunca habló de la pena, la desesperanza o la nada.
Tampoco de aguardar desesperadamente la muerte como una liberación, o de no atreverse a buscarla por propia mano. Ni nos dijo que sabe, en el fondo, que por eso su modo de buscarla en el vino, porque sabe que el vino, finalmente, lo mojará hasta adentro de oscuridad, lento pero seguro.
Nunca dijo que ya hay adonde ir, que ojalá termine pronto, que entonces nadie lamentará su partida, que no tiene encargos qué hacer y que, si los tuviera, tampoco tiene a quien encomendarlos.
Y sin embargo, sabemos todo eso. Y más. Sabemos tanto... ¿Acaso deslizó siquiera el vestigio de un indicio que permita albergar la sospecha de un amor desgraciado?...
Hay una expresión remanida, estrecha y mezquina: "es la magia y la grandeza del arte". Há de ser eso, nomás.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Inseparables

Forma parte de mí... se aleja... me alcanza... a veces se alarga, se extiende, se quiebra, trepa al muro, lo abandona, vuelve al llano, desaparece, me sigue... la extraño... ahí está, a mi izquierda, gira, vuelve, juega, se adelanta, baja...
La rueda….cuidado!!!!!!!

¿Con quien jugará mi sombra cuando me alcance la noche oscura?
HM

domingo, 12 de septiembre de 2010

Prisionero

Corazón de niño
atrapado en cuerpo vivido
llorá pérdidas
incorporá alegrías
tensá cuerdas
buscá equilibrio
buceá hondo
respirá la vida
lluvia, flores, polen
vientos, pájaros, nidos
truenos, nieve, primavera
no entiendas de lógica.
Todo es tuyo
HM

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Ignoran

No saben que estoy, que las observo, que me enamoran. El vidrio nos separa, no me ven, veo sus sombras, se mueven, acomodan, incorporan, se rozan. Movimientos suaves, casi tiernos, se protegen. Están ahí, las veo luciendo su inquietud. Me arrullan, me miman los sentidos, mi sensibilidad se asoma. Espero mi turno, ellas en su nido con las plumitas mojadas, esperan que cese la lluvia. Tedio con estrellas en el consultorio dental.


Con nido en la ventana de flaco cristal
uncigarrillouncafe.blogspot.com

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Instantes…

extendí mis brazos,
abrí mis manos
ofrecí mi alma
permití mis sueños
construí puentes
dieron con muros
gasté mis dedos
apartando arenas
volvió la luna
nació la aurora
pinto mis uñas.
Nada es eterno
HM