domingo, 27 de marzo de 2011

24 de marzo. A Ustedes

A Ale, Damián, Diego, Flavia, Leila, Lucía, Natalia, Ramiro, Valeria y tantos otros que me llevan y me traen por los caminos...

Les digo que sí, que es como dice León, “Todo está guardado en la memoria”...
Los caminos recorridos, los tropezones, las caídas, las alegrías, las guitarreadas, las risas de los amigos...
Cuando reíamos todos y Silvia venía con sus scones recién hechos, todavía tibios y los mates iban y venían en esa carrera loca donde se confundían el dulce y el amargo…
♫♪♫ “Allende la Cordillera regresa el sol” ♫♫♪
Cantaba Juan... Lo seguíamos a coro...
♫♪♫ “América es esta sangre por donde va la liberación” ♫♪♫
Sí, “Todo está guardado en la memoria”... y, en un día como hoy, sale y estalla en el abrazo intenso con que nos saludamos al encontrarnos en la intersección de Cerrito y Bartolomé Mitre...
Otras caras, las mismas ansias, las mismas alegrías, otros mates. Los scones son reemplazados por churros comprados a una vendedora que “se hace el día”… Las chicas no cocinan… No hace falta, hablan de igualdades… No cocina nadie… Las consignas cambiaron… Los sentimientos son los mismos… Las palabras son otras… La emotividad, la misma…
♫♪♪♫ “Como a los nazis les va a pasar… ” ♫♪♫
Seguro los van a encontrar… Van a encontrar a aquellos que les cortaron las alas a otros cóndores, a sus padres, tíos, abuelos. Van a encontrar a aquellos que los privaron de una familia, que les arrebataron a los hermanos…
Un ligero aroma a scones comienza a invadir el aire… Los acordes de una guitarra estremece mi médula…
Me miran...
”PRESENTE”...
me sonrien...
“AHORA”...
Levantan sus ojos...
“Y SIEMPRE”...
Silvia y Juan flotan en el aire... y la esperanza renace porque brotaron miles de Silvias y Juanes en esta primavera...

La Memoria. León Gieco

sábado, 26 de marzo de 2011

Luis de Noviembre

Sentada en el patio,
la brisa de primavera
acaricia mi cara.
La luna redonda
pierde su brillo
en el cielo de la madrugada.
Los zorzales emprenden vuelo,
con alas quebradas.

El túnel negro absorbe
hasta la última gota de oxígeno.
No puedo respirar,
no te puedo ver,
no puedo seguirte en el vuelo.

La brisa se vuelve viento,
me entrego a sus vaivenes.
Como hoja seca
me deslizo en el espacio.
Los ocres me invaden
Siento el crujido en el alma

Leve asciendo...
Las nubes escasas me reciben.
Luis en su globo milticolor
la sonrisa amplia
ojos chispeantes.
Siento la caricia añorada.
La voz ronca y suave
me habla...
Negrita, no jodás...

El primer rayo de sol
toca mi frente.
Mis ojos rojos
de tanta ausencia.

Imagen: Egon Schiele, Mujer sentada, con la rodilla en alto, 1917

viernes, 18 de marzo de 2011

Abaporu

Una de mis salidas preferidas es ir al Museo MALBA.
Desde su inauguración, hace diez años, en las tardes de ocio luego de llegar y sacar mi entrada, subo por la escalera mecánica rumbo al cielo. Después de segundos de interminable espera, camino por una nube, me asomo y ahí está...
El hombre con sol y cactus me está esperando.
Esa obra maravillosa comprada en 1995 por Eduardo Costantini en un remate en New York.
Quedo petrificada, no puedo dejar de mirar con mis ojos ingenuos, pues carezco de educación artística, esa inmensa mano, las piernas enormes… El sol... A su izquierda la pequeña cabecita, a la derecha el cactus... Abaporu...
Abaporu, de colores fuertes y llenos de vida. Abaporu, nombre que viene de la lengua tupí-guaraní cuyo significado es “hombre que come gente”. Cuando veo el cuadro, me imagino “tragada” por esa figura como me sentí “tragada” por la lengua de su autora desde que comencé a estudiarla.
Si Tarsila do Amaral, junto con el grupo de intelectuales modernos, se propuso deglutir la cultura extranjera en Brasil, bastante más de medio siglo después está realizando su cometido en Buenos Aires.
Me siento tomada de la mano por “Su Mano” en una recorrida por el Brasil de la República Vieja, donde lo importante era tener buenas piernas y brazos para el trabajo cotidiano libre y mal remunerado. Donde los pensamientos y razonamientos estaban reservados a unos pocos, de ahí el tamaño de la cabeza...
¿Qué le dijo a Oswald de Andrade al regalarle esa pintura?...
Pienso que juntos crearon uno de los movimientos culturales más importantes del siglo XX siendo Abaporu el cuadro representativo de ellos.
Pienso en los dos años siguientes, en la capacidad creativa de ambos, en su matrimonio terminado...
Todo esto pienso cuando leo que el cuadro fue prestado al “Palácio do Planalto” en Brasilia para celebrar el “Día Internacional de la Mujer” con “Mujeres Artistas y Brasileñas del siglo XX”... Que llegó con seguridad especial en un embalaje inmenso para sus dimensiones reales. El embalaje representa más las dimensiones emocionales que despierta la obra y el valor de mercado que tiene.

“Sé que me lo cuidarán”
que estará en un espacio cubierto con vidrio anti-reflejo, que está garantida la humedad y que la temperatura será estable, que la iluminación será indirecta para evitar modificación de los colores... Que los expertos...
Sé que es sólo por un mes y medio, pero quien vaya al MALBA notará su ausencia.
Ya hace dos días que se fue... Lo estoy extrañando...

miércoles, 16 de marzo de 2011

Desayuno

De vestido rosa, rosa pálido. Cuerpo delgado, esbelto. Cabellos largos sujetos en la nuca con un moño al tono. Tonos pasteles... La mano izquierda en alto en ademán de perseguir una mariposa por el camino de flores… Rosas, claveles, violetas... La mano derecha sujetando la pollera. El pie izquierdo pisando un montoncito de hojas verdes con florcitas color ladrillo. Las florcitas con formas de campanitas finitas y alargadas ¿Cómo será el tlan tlan de esas florcitas al ser pisadas?
Diminutas piedritas grises en el suelo marcando el camino circundado con arbustos color verde pálido con hojitas luminosas.
Me identifico. Una leve brisa mueve mi vestido y me elevo… La mariposa... La mariposa me rescata y me dirige hacia el sol. Veo el cielo de nubes escasas con formas bonitas... En una se esconde un gnomo que disfruta mi estado... Más allá otra... Es una cara... Una cara barbada sonriendo. Seguro es el dueño de los secretos... Sí, es así. Me guiña un ojo... Se dio cuenta que yo sé... El vestido se engancha en el borde de un helecho pendido de un árbol, me vuelvo, apenas lo toco… se destraba... Desapareció la cara... Se transformó en un oso... El helecho me roza con sus bordes de dientes frágiles... Ahí está, la descubro… Es una vaquita de San Antonio con pintitas rojas… Mis pecas se encienden... Todo brilla bajo el sol de domingo de enero… La vaquita se sube por mi moño, me acompaña en mi vuelo matinal… Le pongo nombre... Se llama Luz...
Me siento en una rosa, suelto mi cabello... Luz se libera... desciende…
- ¿Me pediste el pancito con miel y no lo comés? Dale que se te enfría la leche…
- Se me escapó Luz...
- ¿Qué luz?
- La vaquita de San Antonio, abu...
- Después la buscamos... Ahora comé el pancito


Tomando el desayuno en la taza de porcelana de mi abuela Luisa comencé a volar. Ella me ayudó a trazar mis caminos de fantasía...

sábado, 12 de marzo de 2011

Golondrina

Llegaste así
sin previo aviso
Entraste como un trueno
en la tormenta
Miraste a mi alrededor
con ojos tristes
Separaste de mi alma
las malezas.

Mis alas quebradas
prisioneras
intentaron desplegarse
llamé, llamé...

En la mudez del silencio
alcé mi voz para no escucharme
respiré para poder ahogarme
me escondí entre los helechos.
Escuché el canto alegre de otros pájaros
Te vi volar hacia otro sitio
Me sentí herida de muerte...
La muerte no es eterna...

ahora...
¿Qué haré conmigo?

viernes, 4 de marzo de 2011

Vuelo con los pájaros

Me gusta seguir el vuelo de los pájaros, mirarlos aletear por el cielo, sus códigos en libertad... Los veo en un cable, en la rama de un árbol...
Las calandrias cortan mi sueño.
Me gusta su barullo primaveral, me obliga a amanecer más temprano…
Los veo comunicarse, agradecer el nuevo día…
Cuando oigo a los zorzales encendiendo un rincón del jardín,
camino despacito
me acerco de puntillas...
Piquitos de tierra,
alitas desplegadas.
En sus vuelos me llaman,
me elevan, me transportan.
Siento que me miran,
resurjo leve.
A mi cabello lo peina el viento, rosas de colores me encorsetan. Entre los pétalos soy libre…
Una gota de rocío humedece mi rostro…
Una vez en la nube te siento cerca.
Ya en el campanario escribo tu nombre.
Estiro mis brazos
abro las manos
relajo mis dedos.

El despertador impiadoso
La realidad presente
Poco dura lo eterno
Mi cara mojada
Rehago mi trenza
le coloco el broche
miro mi entorno
demando mis rosas.
Con la mirada altiva
la nostalgia a cuestas,
me asomo al día.

Tu nombre quedó grabado…
Cuando yo era campana.



Imagen
Mean Lady
http://thejanglebox.wordpress.com/2010/12/