jueves, 22 de agosto de 2013

Cuenta la historia...


Cuando en estas tierras
no había países,
los guaguas jugaban con la luna...
La Tierra era la Madre amada...
Madre que transmitía sus secretos
a quien supiese oir...
Madre que alimentaba a sus cachorros
con ricos frutos,
inmensas hojas,
jugosas carnes.
Los pájaros surcaban los cielos...
La niebla, originada en el mar,
daba humedad a las plantas
quienes lucían como arcoiris...

En algún momento los niños vieron,
bajando desde el Norte,
seres sedientos...
Saqueadores...
Tal fue la sorpresa por El Descubrimiento
que abrieron grandes sus ojos...
A partir de ese momento,
serían llamados “Ojos de Uva”.

La brisa que llegaba del océano,
se transformó en llanto.
El graznido de las gaviotas
trasmutó en sirenas de barcos.
La madre Tierra, que alimentaba,
tuvo dueño...
Su voz, fue callada...
Su cuerpo tapado con cemento.

Al descubrir al agresor
fue silenciado el agredido...
Pasaron a habitar un espacio
con cruces de palo
y flores de papel.
El niño debió comer tierra
como golosina...

Desde los altos edificios
los señores,
con cuerpo cubierto,
diseñaron puertos
como brazos abiertos...
Ojos de Uva, no los verá...
Los brazos se abren hacia el mar
esperando a otros niños...
No serán saqueadores...
Vienen huyendo
de pestes,
de hambrunas,
de guerras...
Algunos,
compartirán su pelota de trapo...

En los balcones de los edificios,
los que tapan la luz del sol,
se puede soñar
que la brisa del océano
besa los cuerpos...
Mientras se disfruta de una cazuela...

22 de agosto de 2013
Imagen: Internet