lunes, 12 de septiembre de 2016

El baile

Consigna del Taller: Crear un texto a partir de la observación de una imagen dada por la profesora Sabrina Alvarez
Imagen:



El baile
Paloma mira su imagen en el espejo del antiguo escritorio. Sus ojos se pierden en el interior de la figura reflejada; recorren soles y pantanos…
A lo lejos su abuela… el cuerpo descansa compactado entre tules y rosas rojas custodiado por el hijo, su padre, que con ojos llorosos, pasa lista a los asistentes… Retumban en sus oídos las carcajadas de esa mujer menuda que yace pálida en el último lecho… Entre brumas, oye algunas palabras <<esta vida se soporta porque tengo “mi veneciana”>> y la ve con el antifaz, su capa vaporosa, girando… Girando al compás del Vals “Voces de Primavera”. Fascinada y sin control... Ve los rostros de la pareja brillando con luz propia en el salón…
Conversando en un rincón, bebiendo cognac, estaba el abuelo. Observaba a su mujer, radiante... En todo su esplendor…
Llenaba la copa al compás de cada giro…
Las imágenes se precipitaron a la madrugada… Ahí estaba nuevamente ella, capa al viento; cabellos castaños, con suaves movimientos, caían sobre los hombros. A paso lento… por el parque… con una rosa entre sus dedos… rosa que fue ofrecida a su compañero de danza… Rosa roja, tan roja como el hilo que recorrería su capa la mañana siguiente. Cuando el hijo la vio inclinada sobre éste, su antiguo escritorio. El cabello, que cubría una hoja escrita con el último aliento, tenía destellos dorados…
Él tomó el papel temblando; la pluma que estaba sobre el mismo rozó su traje y lo tiñó de rojo intenso… Ni un gesto… Sólo se permitió la lectura del texto escrito con letra caligráfica. Texto que, por otro lado, no tenía fecha…
Ahí estaba plasmado el secreto más profundo de la pequeña mujer… el nombre tantas veces ahogado en las noches solitarias, desveladas…
El nombre de quien le dio el único hijo y sentido a su vida… seguido de un presagio <<volveré en tu niña, ella lo logrará>>…
El grito desgarrador se confundió con las corridas de los presentes y el llanto de la recién nacida… Strauss lo ensordeció y su rostro se cubrió de entendimiento
La niña se llamó Paloma. Sería un pichón salvaje, una persona dulce, libre y pura. Con el mandato que le dio su nombre, se hizo mujer...
Mujer que en
los cajones del escritorio guarda objetos entregados por su padre. En el segundo, del lado derecho, un libro, una carta, una pluma bañada en rojo… En el primero del lado izquierdo, envuelta en un pañuelo, la navaja del abuelo…
Paloma gira, abandona el espejo y, buscando respuestas a sus interrogantes en un mundo hostil para las mujeres que pretenden ser libres, encontrar su espacio junto al hombre, en el mismo plano, toma la mano de su compañero y comienza a volar.
Vuela a cara descubierta, argumentando a la par, sabiéndose con derechos inalienables.


https://www.youtube.com/watch?v=FR2DkJcj73Q